El mantener una comunicación constante y efectiva, dentro de la familia, es fundamental para fortalecer la relación entre los miembros, asimismo, permite fomentar en los hijos, un alta autoestima, el respecto mutuo y la confianza mutua, entre otros muchos beneficios. La fundación Belén, en su artículo, sobre Comunicación Efectiva entre Padres e Hijos, sugieren:
Empezar con la comunicación desde que los hijos son muy pequeños (entre 1 y 3 meses) aunque no le puedan entender todavía, pueden sentir.
Cuando los padres hablan con sus hijos, deben tener cuidado con lo que dicen y la manera en que lo dicen. Todo lo que un padre dice a su hijo envía un mensaje de la opinión que tiene sobre él. Por ejemplo, si el padre dice: “No me molestes. Estoy ocupado,” el hijo pensará que sus necesidades no son importantes. Pero si le dice:”Espera un minuto ¡ y bien que me gustaría atenderte ahora¡ pero estoy terminando este trabajo…y en cuanto termine estoy contigo”, el niño aprende tres cosas: a esperar -cosa muy importante en la vida-; aprende a que el deber es prioritario -todo un valor en la vida- y tercero, aprende a que su papá o su mamá están deseando escucharle y atenderle, aunque no siempre puedan hacerlo de forma inmediata.
Advertencias útiles
Comuníquese al nivel del niño. Cuando los padres se comunican con sus hijos, es importante que lo hagan al nivel de la edad del niño, verbal y físicamente. Verbalmente, los padres deben tratar de usar lenguaje apropiado a la edad de sus hijos para que puedan entender.
Cuando los niños son pequeños, esto se puede lograr usando palabras sencillas y enviando el mensaje en positivo, siempre que se pueda en positivo. Por ejemplo, los niños pequeños entienden mejor si se les dice, “Juega con tu hermana sin enfadaros” que “No es aceptable que le des golpes a tu hermana.”
Los padres deben saber lo que sus hijos pueden entender en cada etapa de la vida y no deberían tratar de comunicarse en maneras que sus hijos no podrán entender.
Físicamente, los padres no deben, cuando quieren comunicarse, hablar desde arriba a sus hijos. Deben tratar de ponerse al nivel del niño ya sea de rodillas, sentados o agachados. Esto facilitará el contacto con la mirada y los niños se sentirán menos intimidados por los padres cuando se miran cara a cara.
Aprender a escuchar. Escuchar es una habilidad que se debe practicar. Escuchar es una parte muy importante de la comunicación efectiva. Cuando los padres escuchan a sus hijos les están mostrando que están interesados y que ponen atención a lo que sus hijos tienen que decir. A continuación se ofrecen unos consejos para mejorar la escucha:
Haga y mantenga contacto con la mirada. Los padres que hacen esto demuestran a sus hijos que están interesados. Si no se hace contacto con la mirada, los niños pueden pensar que sus padres no están interesados en lo que dicen.
Elimine las distracciones. Cuando los niños expresan deseo de hablar, los padres deben brindarles su atención completa. Deben dejar a un lado lo que están haciendo, mirar a sus hijos y prestarles atención. Si los padres, por ejemplo, continúan leyendo al periódico, o mirando la televisión cuando sus hijos tratan de comunicarse, los niños pueden pensar que sus padres no están interesados en lo que tienen que decir o que no es importante. Si los niños desean comunicarse y los padres no pueden, los padres deben explicarles el motivo y asegurar que existirá una hora después para hablar con ellos.
Escuche con la boca cerrada. Los padres deben tratar de interrumpir lo menos que se pueda cuando sus hijos hablan. Pueden ofrecer apoyo por medio de una sonrisa o una caricia, sin interrumpir. Las interrupciones a menudo hacen que la persona que habla pierda su concentración, lo cual es muy frustrante.
Haga saber a sus hijos que han sido escuchados. Una vez que los niños han terminado de hablar, los padres deben mostrar que han prestado atención repitiendo lo que acaban de escuchar, con palabras diferentes, por ejemplo, “Parece que tuviste un día muy bueno en la guardería.” Esto no solo les indica que sus padres han estado escuchando. También es una oportunidad de aclarar las cosas si los padres no entendieron algo o interpretan mal lo que sus hijos tratan de decir.
Mantenga las conversaciones breves. Cuanto más pequeños son los niños, mas difícil es que presten atención a sermones largos. Una buena regla es que los padres hablen con sus hijos por espacio de aproximadamente 30 segundos, y luego les pregunte algo o pida su opinión sobre lo que se ha hablado.
El objetivo es que los padres pasen información a sus hijos poco a poco y asegurándose que los niños están atentos y comprenden lo que se les dice. Los padres deben permitirles a sus hijos que decidan cuando algo es demasiado. Deben buscar señales de que sus hijos ya están cansados. Estas señales incluyen la inquietud, falta de contacto visual, y distracción. Los padres deben saber cuando comunicarse con sus hijos, pero deben también saber cuando esperar a otra ocasión.
Haga preguntas indicadas. Algunas preguntas ayudan a mantener el curso de una conversación, mientras que otras la pueden parar en seco. Los padres deben tratar de hacer preguntas fáciles de contestar en sus conversaciones con sus hijos. Estas preguntas requieren a menudo respuestas detalladas que mantendrán la conversación interesante. Preguntas abiertas que comienzan con las palabras “qué”, “cuando”, “quién”, o “como”, son a menudo muy serviciales para que los niños se sientan cómodos. Los padres deben evitar las preguntas que solo requieren respuestas de SI o NO. Aunque hacer preguntas indicadas ayuda en la conversación, los padres necesitan tener cuidado de no hacer muchas preguntas cuando conversan con sus hijos. Cuando esto sucede, las conversaciones se convierten en interrogatorios y los niños no se interesarán en participar.
Exprese sus ideas y opiniones con sus hijos cuando se comunique con ellos. Para que la comunicación sea efectiva, debe haber dos participantes. No solo los padres deben estar disponibles para sus hijos y listos a escucharlos, para que la comunicación efectiva tome lugar; también deben estar preparados para compartir ideas y sentimientos con sus hijos. Los padres pueden enseñar a sus hijos muchas cosas, normas morales, valores, formas de conducta, expresando sus ideas y opiniones. Parece lógico que cuanto más francos sean los padres con sus hijos, más francos serán los hijos con sus padres.
Planeé regularmente reuniones de familia o tiempo para hablar. Una forma muy útil para las familias de comunicarse efectivamente es efectuar una comida juntos, pero para hablar, no para ver la televisión. Junto a la mesa donde come la familia no debe haber ningún televisor ni radio encendido, la única comunicación permitida debe ser la familiar. Esto se puede lograr de varias formas. Haciendo que una comida (bien sea el desayuno, el almuerzo o la cena) sea una reunión múltiple, concurrida por todos, agradable, con una comida especialmente rica, buscando una conversación compartida, dejando que todos participen. En estas comidas familiares de pueden tratar y discutir detalles cotidianos, como tareas, horas de volver a casa y horas de acostarse. Estas comidas familiares también son una buena oportunidad para discutir quejas y problemas. Este tiempo también se puede utilizar para hablar de cosas positivas que han ocurrido durante la semana. Lo importante es que cada miembro de la familia tenga tiempo para hablar y para ser escuchado por los demás.
Admita sinceramente cuando usted no sabe algo. Cuando los niños hacen preguntas que los padres no pueden contestar, los padres pueden admitir que no conocen la respuesta. Pueden también utilizar estas ocasiones como lecciones. Por ejemplo, los padres pueden enseñar a sus hijos a encontrar información en la biblioteca, en las enciclopedias, etc. Es mucho mejor que los padres demuestren a sus hijos que ellos son humanos y que no saben todo, que inventar alguna respuesta que puede ser falsa.
Trate de dar explicaciones completas. Al contestar las preguntas de los niños, los padres deben proveer tanta información como sea necesaria, aunque los temas sean de algo que los padres no se sienten cómodos para hablar. Esto no significa que los padres tienen que describir detalle por detalle. Solo es importante que los padres sepan cuanta información necesitan sus niños y proveérsela. Los padres deben asegurarse de que esta información sea apropiada a la edad de lo niños. También deben alentar a los niños a que hagan preguntas. Esto ayudará a los padres a enterarse del tipo de información que buscan los niños. No dar información suficiente puede tener como consecuencia que los niños se formen criterios que no sean verdaderos.
Los Padres Deben Evitar
Repetir e imponer. Por más que la repetición sea una buena forma de aprendizaje, cuando los hijos son adolescentes, es inútil repetir algo que ya se ha dicho con frecuencia, más vale cambiar de tema. Imponer es dar información sin dar cabida a otras opiniones o ideas. Repetir e imponer hacen que los niños -sobre todo los adolescentes- dejen de escuchar o se pongan a la defensiva o se sientan resentidos.
Interrupciones. Cuando los hijos estén hablando, los padres deben darles la oportunidad de terminar lo que están diciendo antes de contestar. Es una regla de cortesía. Los niños que sienten que no son escuchados, pueden dejar de tratar de comunicarse con sus padres.
Críticas. Los padres no deben criticar globalmente los sentimientos, las opiniones o ideas de sus hijos. Cuando sea necesario, los padres deben criticar cierta conducta, o determinada idea, pero no criticar al niño mismo. A menudo los hijos miran esta crítica como un ataque a su amor propio.
Recordar el pasado. Una vez que el problema o conflicto se ha resuelto, los padres deben tratar de no mencionarlo otra vez. A los hijos se les debe permitir volver a empezar. Los padres que mencionan constantemente los errores que sus hijos han cometido en el pasado, están enseñando a sus hijos a guardar rencor por mucho tiempo.
Usar sarcasmo. Los padres están usando sarcasmo cuando dicen algo que no quieren decir, o insinúan lo opuesto a lo que dicen por el tono de su voz. Un ejemplo sería un padre diciendo “Oh, qué gracioso eres,” cuando un niño rompe algo. El sarcasmo hiere a los niños y nunca sirve cuando los padres tratan de comunicarse efectivamente con sus hijos.
Decir a sus hijos como resolver sus propios problemas. Esto sucede cuando los padres intervienen y les dicen a sus hijos como hacer las cosas, en lugar de dejarlos que busquen y encuentren soluciones a sus problemas. Los padres que dicen a sus hijos como resolver sus problemas, pueden hacerle creer que no tiene ningún control sobre su propia vida. Estos niños pueden acabar creyendo que sus padres no tienen confianza en ellos.
Humillar a los niños, haciéndoles sentirse menos. Las humillaciones toman diferentes formas, como nombres ofensivos, ridiculizar, culpabilizar, etc. Las humillaciones perjudican la buena comunicación, porque dañan el amor propio de los niños. Los niños que son humillados por sus padres a menudo se sienten rechazados, no amados, e incapaces.
Amenazar. Las amenazas rara vez son efectivas. A menudo hacen que los niños se sientan sin poder y se resienten con sus padres. Se rebelan.
Mentir. No importa que la tentación de inventar una mentira sea grande para evitar, por ejemplo, hablar del sexo, los padres nunca deben mentir. Deberían tratar de ser francos y honestos con sus hijos. Esto hará que sus hijos también sean francos y honestos con sus padres. Además, los niños son muy perspicaces. Son muy buenos para presentir si sus padres son totalmente honestos con ellos. Mentir puede causar desconfianza.
Negarles sus sentimientos. Cuando los niños les dicen a sus padres como se sienten, “me siento triste”, o “decepcionado” los padres no deben de tomarlo a la ligera. Si por ejemplo, el padre piensa que el niño no debería estar triste por haber perdido un partido de futbol, no debería decir nada. Puede en cambio decir algo que ayude, por ejemplo, “Yo se que tu querías realmente ganar. A veces es difícil perder. Siempre se puede ganar el próximo partido. Seguramente es necesario entrenarse mas…” Con niños más pequeños, esto se puede lograr con palabras sencillas y directas. Los niños necesitan que sus padres apoyen sus sentimientos. Los padres siempre deben demostrar apoyo y comprensión cuando se trata de los sentimientos de sus hijos.
Forjando la Buena Comunicación
Algunos ejemplos de frases que los padres pueden decirle a sus hijos para ayudar a abrir las líneas de comunicación.
- “Me gustaría saber mas del asunto.”
- “Dime más acerca de tu amigo.”
- “Habla. Yo te escucho.”
- “Yo entiendo.”
- “Qué piensas tú de….”
- “¿De qué te gustaría hablar?”
- ¿Hay algo más de lo que quieres hablar?
- “Eso suena interesante.”
- “Me interesa.”
- “Explícamelo por favor.”
La comunicación sincera, positiva y efectiva tiene mucho de práctica. Los padres deben recordar que no son perfectos. Que cometen errores. Y que pueden mejorar también como padres Lo importante es que los padres se esfuercen en comunicarse efectivamente con sus hijos, desde que estos son pequeños. El resultado será una relación familiar más cercana y positiva.
Para leer más sobre el tema:
http://www.fundacionbelen.org/familias/comunicacion.html 11 de noviembre 2010
http://www.peques.com.mx/como_hablar_con_los_hijos.htm
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lid/bonilla_h_s/capitulo9.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario